Captura España primer submarino con cocaína de Colombia

Hay dos detenidos y el operativo estuvo a cargo de la Policía Nacional, Guardia Civil y Vigilancia Aduanera.. ma

Se había convertido en una “leyenda” para los policías de la lucha contra el narcotráfico. Y este domingo se hizo realidad. Una operación internacional, de Policía Nacional, Guardia Civil y Vigilancia Aduanera, culminó con la captura en la costa de Pontevedra del primer narcosubmarino interceptado en Europa. Portaba “más de 3.000 kilos de cocaína”, según fuentes de la investigación. Fabricado en Guyana, tiene 22 metros de eslora y procedía de Colombia. Dos de sus tripulantes, ecuatorianos, fueron detenidos. El narco gallego vuelve a estar en el punto de mira.

La historia de “un narcosubmarino como los que operan en el océano Pacífico” era ya una leyenda para los agentes españoles que luchan contra el narcotráfico en España. Desde 2006 venían oyendo que “semisumergibles” eran enviados hacia España y África cargados de droga, pero nunca habían logrado apresar ninguno. Hasta este domingo.

Una información de fuentes internacionales puso a los investigadores sobre la pista de un submarino de 22 metros de eslora cargado con más de 3.000 kilos de cocaína procedentes de Colombia y que tenía como destino la costa gallega.

Agentes de la Policía Nacional, Guardia Civil y Vigilancia Aduanera (DAVA) lo han apresado este domingo frente a las costas de Aldán, el segundo núcleo urbano del municipio de Cangas do Morrazo, en la provincia de Pontevedra. Dos de los tres tripulantes, de origen ecuatoriano, fueron detenidos, y el tercero logró escapar, según señalaron fuentes de la investigación.

Las mismas fuentes aseguraron que la nave fue fabricada en Guyana y que “llevaba años operando”. Calculan que podía hacer, “al menos, dos viajes con mercancía al año”.

La operación, que sigue abierta, ha vuelto a poner el foco en el narcotráfico gallego, que hasta ahora —y tras los muchos golpes policiales asestados a sus principales representantes—, había pasado a un segundo plano.

EL PAÍS